malanga, lechón y limón

una comida jugosa de poesía, sabor y dulzura

3.5.07

Hola preciosa
La mamá anda un poco triste y no sabe si lo notas. Hemos hecho tantas cosas en estos días, desde el cine hasta el teatro, desde el museo de bellas artes hasta el parque Mahuida...
A veces sueño mucho Balanga, cierro los ojos e imagino una casa pequeña, con un jardín y tus pies -más que tu pies- corriendo por ahí. Pienso en estar juntas, en una familia, en ser felices. Entonces, a veces por pequeños encuentros en la vida, esta máquina de sueños se me escapa y se pone a volar hasta enfrentarse a la realidad. Cuando al fin siento que las cosas no resultaron, me pongo un poco triste.
No digo con esto que soñar sea malo, ese mundo es el que crea las cosas bellas de éste. Pero sí creo que es bonito aceptar que a veces los sueños no se cumplen y que la vida no se acaba ahí, que se puede seguir animados por todas las otras cosas que sí se cumplen y que no hemos buscado con tanta fuerza.
Cuando me acuesto a tu lado o te escucho esa breve canción sobre pollitos y gallinas, siento que algo se cumplió, quizás no hay grandes milagros para mí, pero de los pequeños tengo tantos, casi todos -confieso- salidos de tus manos. Gracias mi niña querida.