malanga, lechón y limón

una comida jugosa de poesía, sabor y dulzura

21.3.06

Balanga vive con música



"Quiero mi disco" - dice Balanga, y luego -“mira estoy bailando, estoy dando vueltas”- repite y repite, mientras recita de memoria la canción que tanto le gusta.
En cuanto se acaba la música y mientras vamos hacia el baño, empieza a cantar de nuevo, algo así como un rap a capella y me pregunto con una sonrisa en la cara, cómo resuelve la rima consonante… Luego una se da cuenta que esto va más allá y es posible mirarla mientras juega sola en su pieza y descubrir su tarareo suave, una dulce melodía que la acompaña todo el tiempo, como si las canciones le quedaran pegadas al cuerpo. A mí me gusta tanto oírla cantar, por ejemplo cuando dice -"¡nos gusta el punk!"- saltando y cantando con un perfecto inglés - “hey, oh let`s go!”- Es que a Balanga también le gustan Los Ramones.

18.3.06

Balanga dice tantas cosas


Quisiera tomar nota de cada cosa que dices. Pero no se puede. Estar y tomar nota. Más fácil es tratar de recordar...

"Tus pies están salados" -te digo besándolos

"sí, es que tenemos mar en los pies"- me dices sonriendo

17.3.06

Balanga llora


Balanga se me rompe el corazón. Te dejo en el jardín y no sé si está bien, pero me quedo jugando contigo acompañándote mientras te atreves, como cada día de la semana de hoy. Cada día en el que has estado tranquila diciendo "ya mamá", cada vez que anuncio mi partida. Hoy en cambio no. Hoy te aferrabas como si en eso se nos fuera la vida y yo -confieso- tampoco quería salir de ahí. Quería besarte y jugar contigo y no tener que emprender el camino hacia la Fundación, a trabajar para disminuír el llanto de otros. Eso sucede contigo, que me hiciste descubrir un sentido que está mucho más cerca en la piel y en el alma. Es como si hoy tuviera la certeza de que amándote y ayudándote a crecer las cosas andarán mejor en el mundo entero. ¿Cómo se promete eso? Yo sé mi querida Balanga que es imposible prometer. Sólo espero que hayas cocinado las galletas y hayas cantado cumpleaños feliz a Julita, sólo espero estar ahí incondicionalmente toda la vida y al mismo tiempo ser herramienta para tu autonomía. Pero dejarte ahí llorando, mientras me dicen que es un buen signo, de vínculo, de adaptación...bueno, hasta para una especialista en infancia resulta doloroso. Te quiero infinitamente.

15.3.06

Balanga escucha un cuento


Escucha Balanga, escucha el sonido que viene de allí: en la cocina los pájaros cantan, entonces parece que ya es de día. ¡Ya es de día mamá! ¡abre las cortinas!, pero las dos mamá, ¿viste que es de día?, ahora cuéntame este cuento.- Balanga toma el libro de tapas duras y se acurruca sonriendo....
"Había una vez, en un país tan pequeño como lejano, un rey muy bondadoso cuya hija mayor, llamada Libertad, jugaba en los jardines y en las calles de la ciudad tan ínfima como el reino mismo. Libertad y todos los otros niños del reino crecían entre saltos, canciones, cuentos y paseos de tardes eternas. El reino que no era muy rico ni muy pobre, era el más alegre de la zona. Algunos pensaban que era a causa de la bondad del rey, otros que se debía a la risa grande de su hija. Pasaron los días y las semanas, las semanas y los meses, los meses y los años...y un buen día Libertad creció y mientras conversaba con un joven príncipe muy rico y apuesto -venido de otro reino- comenzó a desear conocer otros lugares. Fue así como un día Libertad tomo un vestido, su peine y un libro, recuerdo de su madre y partió tras este príncipe que le ofrecía la belleza, comodidad y oro que ella nunca había conocido en su pequeño reino, ni muy rico ni muy pobre, en su ciudad ínfima. En cuanto se hubo ido Libertad, el rey comenzó a llorar. Las lágrimas salían de sus ojos día y noche, inundando poco a poco su reino. Cuando el llanto fue demasiado, llegaron los asesores donde el rey, para decirle que la tristeza estaba inundando el pueblo y que la gente estaba inquieta y preocupada. Entonces el rey bondadoso se transformó. Miró a sus asesores y les ordenó redactar un edicto que decía así: "Desde este día se prohíbe a las gentes de este pueblo reír, también se les prohíbe recordar a la hija del rey, jugar sus juegos o cantar sus canciones. Se prohíbe dirigirse al palacio a hacer peticiones. Además el rey tomará de cada uno la mitad de sus pertenencias para así enriquecer al país" (que como sabemos no era ni muy rico ni muy pobre). Desde ese día el reino se convirtió en el más triste de la zona y el rey en un avaro que sólo quería llenarse de oro para así conseguir que su hija volviera a su lado. Pero el rey no sabía que Libertad no estaba disfrutando del oro. Cuando huyó con el principe, se dió cuenta de que su reino era rico, pero frío y triste. Entonces su amor se desvaneció, comenzó a extrañar su pequeño reino y las risas y los juegos de su ínfima ciudad. Se puso andar entonces por las tierras, buscando el camino de vuelta a casa y sus pies cansados la acompañaban lentamente sin parar. Un buen día un joven campesino que había crecido con Libertad y que la amaba desde mucho tiempo antes de su partida, decidió que esto no podía seguir así. Tomó entonces su caballo y se dirigió a recorrer las tierras en busca de Libertad. La gente del pueblo lo salió a despedir, pero los mayores seguían tristes y sin esperanzas. Los más jovenes, en cambio, comenzaron a recordar la risa de Libertad y decidieron cantar sus canciones preferidas todas las tardes hasta que el joven la trajera de vuelta. Fue así como el rey empezó a sentir cada día, los cantos de cientos de voces jóvenes al atardecer y esta vez en vez de entristecerse o enojarse, comenzó a sentir algo parecido a la alegría. Un mes más tarde llegaron cabalgando al reino, el joven y Libertad que venían sonriendo, pues ya habían decidio casarse. El rey recibió a su hija con los brazos abiertos y llorando, pero esta vez de felicidad. Cuando le comunicaron la noticia del matrimonio, el rey se puso muy contento, devolvió todo aquello que había acomulado y decidió hacer una gran fiesta que durara siete días y siete noches.
Desde ese día en adelante el pequeño reino, con su ciudad ínfima, ni muy rico ni muy pobre, volvió a ser el más feliz de la zona y bueno, Libertad tuvo muchos hijos, cada uno más alegre que el otro."
Y colorín colorado este cuento se acabado...y pasó por un zapatito roto y mañana te cuento otro....

Balanga pide un deseo

¿Si pudieras pedir un deseo, sólo uno, así como en el cuento del pescadito de oro, qué pedirías?
Una flor sin espinas
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Así es, las flores son lindas, algunas tienen espinas, yo se las saco ahora, para regalártelas...luego tendrás que cuidarte tú de ellas...
Quisiera dejarte algunas flores sin espinas que he visto: amar profundamente, ser leal a tus deseos, conmoverte con la vida y con los otros, respetar y respetarte, no pedir de más ni de menos, sentir que no hay prisa, que no hay ninguna carrera que ganar, entregarte con pasión a lo que consideras es tu camino, mantener esa belleza y esa emocionalidad tan tuya, que no te pase la vida por encima, sentir que no estamos solos, que querer y querernos muchas veces basta... Habrán tantas flores sin espinas esperándote mi niña, que los dolores de las otras que clavan, serán suavemente curados por ellas y bueno, mientras yo esté cerca te diré: sana, sana potito de rana...

14.3.06

Balanga va al jardín


Hoy fue más difícil que ayer...ayer fue tu primer día en el jardín. Muy temprano con la canción de cenicienta sonando nos levantamos para iniciar esta aventura. cada vez que te miro a los ojos pienso cómo es que toda la felicidad puede concentrarse en ese cruce de miradas. Tu madre casi tan confundida como tu, corriendo por la casa, deseando que nada se olvide y luego abrazándote fuerte para que sepas que está ahí. Luego, en la puerta de madera grande que anuncia el paso y descubrimiento del mundo de allá afuera, esperamos a tu papá, que viene con una gran sonrisa a abrazarte...Entrar a ese pequeño mundo de fantasía me parece tan bueno, saber que estarás ahí entre el caballito de madera y los animales de adobe, entre las gallinitas y las frazadas chilotas, entre esas mujeres todas tan dulces y calmas...Sin embargo, me quedo, te miro andar, correr a buscar la pala y el balde, a sacar tierra, intentar subirte al resbalín y más tarde sentada ahí sobre tu cojín aplaudiendo, esta vez con otros muchos niños, tan pequeños y llenos de ternura como tu. Me dices que lo que más te gusta son los columpios y cómo no! si no tienen barandas y sólo son una cuerda con un asiento de cuero y el baño, me dices que te gusta el baño chiquitito donde alcanzas todo...Aunque hoy ya desde temprano decías que no querías ir nos quedamos juntas en tu sala, en esos asientos enanitos y te leí cuentos, a ti y a ese lindo Cristóbal que siempre espera que uno lo mire y le hable, cariñoso pide cariño. Nos fuimos cuando entraste a la sala, te dí un beso y lloraste un poco, muy poco y me dicen que está bien, y yo creo que está bien, así que me aguanto la tristeza y parto, para luego ver que era cierto, que estuviste muy bien, que sigues muy observadora, mirando a los niños mientras prefieres jugar un poquito sola, pero bien, sin grandes tristezas aprendiendo a estar en medio de otros, aprendiendo a querer, a dar y a recibir. Mi dulce niña de canciones y palabras bonitas, te quiero tanto.